Ni ventas, ni producción. Muerte definitiva. Uno de los dispositivos móviles más avanzados y que estaba llamado a romper moldes se ha quedado en uno de los mayores fiascos que se recuerdan en la industria de la tecnología de consumo. Samsung ha confirmado este martes el «cese total» de la producción del teléfono móvil inteligente Galaxy Note 7 después de los reiterados problemas de sus baterías, incluso en algunos modelos de sustitución que se lanzaron para paliar la crisis. Este modelo de terminal en formato «phablet» quedará finalmente descontinuado antes de que se cumplan los dos meses después de su lanzamiento.
La firma surcoreana ha tomado esta decisión por las continuas preocupaciones de seguridad acerca de los riesgos que existen de posibles explosiones y de ignición del dispositivo. Y sus primeras consecuencias son claras: las acciones de la compañía han caído este lunes un 8,04 por ciento en la Bolsa de Seúl.
Hasta la fecha se estiman más de cien casos, aunque de manera oficial se han reconocido unas 35 unidades. «Hemos ajustado recientemente elvolumen de la producción para iniciar un a investigación exhaustiva y de la situación total, pero queremos hacer de la seguridad de los consumidores nuestra priopridad por lo que, hemos decidido detener la producción del Note 7», señalan fuentes de la compañía surcoreana en un comunicado en el que no informan por ahora de la razón del problema. De momento poco se sabe.
«Estamos trabajando con los organismos reguladores pertinentes para investigar los casos reportados recientemente sobre Samsung Galaxy Note 7. Debido a que la seguridad de los consumidores sigue siendo nuestra máxima prioridad, Samsung pide a todos los distribuidores a nivel mundial que detengan las ventas y el programa de sustitución de Note 7 mientras la investigación se lleva a cabo», aseguran fuentes de la compañía en un comunicado remitido a este diario. «Continuamos con nuestro compromiso de trabajar con las autoridades reguladoras y poder tomar todas las medidas necesarias para resolver la situación. Los consumidores, ya sea los que posean un Note 7 original o una unidad que haya sido sustituida, deben apagar y dejar de usar el dispositivo y acogerse a las soluciones disponibles», añaden las mismas fuentes.
El lío se montó, en un primer momento, cuando Samsung anunció la suspensión a nivel mundial de las ventas de su Note 7, así como los nuevos teléfonos que servían de reemplazo y que comenzaron a distribuir hace apenas unas semanas, mientras avanzan las investigaciones sobre las causas que generan las igniciones que afectan a los dispositivos debido a baterías defectuosas. Pero la crisis se ha incendiado aún más provocando uno de los mayores quebraderos de cabeza que se recuerdan en esta industria.
Samsung decidió el lunes iniciar un «ajuste temporal» al asegurar que la seguridad de los consumidores era su «máxima prioridad», explicaron fuentes de la compañía en un comunicado. Entonces, se dudó de esa estrategia y los medios de comunicación dieron por sentado que se detendría la fabricación, ahora ya confirmada. Pese a esta situación, que podría provocar pérdidas de más de diez mil millones de dólares en la cuenta de resultados según diversos informes, el gigante surcoreano de la electrónica ha asegurado que trabajará «diligentemente» con las autoridades reguladoras para solucionar el problema y, después de hacerlo con anterioridad, volvió a instar a los propietarios de los dispositivos, tanto de los originales como de los reemplazados, a apagar y dejar de usar los aparatos. Con todo, la familia Note, que debutó en 2011 con un original tamaño y funcionalidades muy punteras gracias al uso de un lápiz óptico, pasará muy posiblemente a la historia.
De momento se desconoce el alcance real de la pérdida de imagen de marca y de si los consumidores recordarán en el futuro este turbio episodio. Samsung comenzó a vender el teléfono el pasado 19 de agosto, pero a principios de septiembre anunció una retirada sin precedentes tras informarse de más de una treintena de casos de igniciones en algunos terminales en diversos países. A la llamada a revisión le siguió a mediados de septiembre la entrega de reemplazos que, no obstante, varios medios han informado que han sufrido incendios en Corea del Sur, Estados Unidoso Taiwán.
La semana pasada dos de los grandes operadores de telefonía móvil en Estados Unidos, AT&T y T-Mobile US, dejaron de vender las nuevas unidades del Note 7 -teóricamente no afectadas por la avería- ante los cinco nuevos casos de incendio que se han reportado en ese país. En Europa, donde estaba previsto que las ventas del terminal se retomasen el 28 de octubre, Vodafone y Orange anunciaban la interrupción de las ventas de los dispositivo.
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