El Galaxy S8 de Samsung lanzado la semana pasada buscará quitar el sabor amargo por el fiasco que resultó ser el Note 7, teléfono que literalmente se incendiaba en manos de sus usuarios.
Pero a poco de la presentación mundial, el S8 ya tiene su primer gran escollo.
Un periodista especializado en tecnología descubrió un defecto en la función de reconocimiento facial, que permite a los usuarios desbloquear el teléfono inteligente mirando la pantalla de frente.
Encontró que la tecnología puede ser fácilmente burlada mediante una foto mostrada desde otro teléfono, en lugar de la cara real del usuario.
El reconocimiento facial en el teléfono inteligente ha demostrado ser capaz de reconocer instantáneamente la cara de los usuarios. El proceso parece ser mucho más rápido que el reconocimiento de huellas dactilares.
El blogger Marcianophone puso una selfie propia en un S8 en el evento de Samsung y en segundos reveló lo simple que es engañar la tecnología de reconocimiento facial.
Esto también significa que sería posible utilizar la cara de un usuario que está durmiendo.
Forbes ha señalado que debido a que el teléfono inteligente estaba en la inauguración podría no estar corriendo el software final destinado al usuario final.
La empresa surcoreana reconoció el defecto y explicó que la tecnología de reconocimiento facial no está destinada a ser una característica de seguridad.
Sin embargo, Samsung dijo al Bussines Insider que sirve como otra manera de llegar a la pantalla de inicio, en lugar del “Slide to Lock” (deslizar para bloquear).
«Ofrecemos el nivel más alto de autenticación biométrica – huella digital e iris – para bloquear su teléfono y autenticar el acceso a Samsung Pay o Secure Folder».
Samsung también ha anunciado que los usuarios que planean usar la tecnología de reconocimiento facial deben considerar el uso de huellas dactilares o escáneres de iris, ya que estos dos no son fácilmente engañados.
La firma espera que el Galaxy S8 le ayude a recuperar la confianza después del histórico fallo del Galaxy Note 7 el año pasado, el cual le costó unos USD$ 3 mil millones en pérdidas.
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